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Discutiendo y Contrarrestando el Racismo con la Inteligencia Emocional

Por: Daniel Sánchez Master
Profesor de Derechos Humanos y Coach Educativo - Universidad CES (Medellín, Colombia)
Coach - Training Skills

Todos hemos visto las imágenes y videos. Todos hemos sido testigos de las protestas. Todos hemos absorbido toda esta información para formar nuestras propias conclusiones. Algunos de nosotros incluso lo hemos experimentado de primera mano. Algunas personas nunca lo han hecho y nunca lo harán. El racismo institucional, la desventaja económica, el clasismo y la exclusión social son realidades cotidianas para muchas comunidades de este país. La falta de inteligencia emocional y empatía ha ayudado a crear esta división entre razas y culturas. Mucha gente siente que no importa lo que hagan... no pertenecen. A menudo se sienten como un extraño.

Pertenecer significa aceptación como miembro o parte de un grupo. El sentido de pertenencia es una necesidad humana, como alimento o refugio. Un sentido de pertenencia a una comunidad mayor mejora la motivación, la salud, el compromiso con el mundo y el bienestar general. El racismo y la discriminación hacen exactamente lo contrario: dividen a las personas y generan aislamiento; desempodera a las personas y dañan la cohesión de la comunidad. También pueden impactar a nuestra juventud, impactando negativamente el aprendizaje de los estudiantes en la escuela. Un estudio de 2016 de Northwestern University encontró que el estrés de la discriminación racial afecta negativamente la concentración, motivación y aprendizaje de los estudiantes en las escuelas.

¿Cómo puede la inteligencia emocional tener un impacto contra el racismo? Concentrémonos en la parte de "emoción." Según el libro “Descubriendo psicología", Una emoción es un “estado psicológico complejo que implica tres componentes distintos: una experiencia subjetiva, una respuesta fisiológica y una respuesta conductual o expresiva". El racismo nace de las emociones. Las emociones raciales nacen de las creencias. Estas creencias a menudo se adquieren en la infancia a medida que los niños comienzan a absorber el conocimiento racial y experimentan el poder racial. Pero las emociones raciales no son sólo sentimientos generados dentro de un individuo, también son sociales. Cuando emergen, impregnan espacios y personas a su alrededor. ¿Cómo terminamos en estas situaciones? ¿Por qué los seres humanos son racistas? Lo “diferente” muchas veces es igual a lo “desconocido”, y lo desconocido, o lo no conocido, es aterrador. Este miedo genera un conjunto de emociones y sentimientos negativos, como la ansiedad y la sensación de inseguridad debido al cuestionamiento de la identidad de la persona. La neurociencia ha demostrado que cuando se sale de la zona de confort se incrementan estas emociones de miedo y ansiedad para muchas personas. El miedo es un poderoso modificador de comportamiento.

En la actualidad, tenemos una gran comprensión sobre cómo funciona el cerebro en relación con las emociones. Esta consciencia permite abordar muy de cerca el problema del racismo. La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de identificar y manejar las propias emociones, así como las emociones de los demás. Ser conscientes de nuestros sentimientos significa ser capaz de identificar, nombrar e interpretar nuestras emociones. Esto nos permitirá hacer una pausa antes de tomar una decisión. Esta pausa es la clave para alejarse del comportamiento reactivo, y así pensar de forma proactiva y, a continuación, participar en un comportamiento responsivo y racional. Cuando las personas se sienten enfurecidas, solas o avergonzadas, es un gran reto tener en cuenta los sentimientos de los demás. Existe una falta de empatía. La empatía es un proceso que hay que sembrar y cosechar como en un jardín. No se refleja después de uno o dos días. Es algo que tiene que ser aumentado a través de la toma de consciencia. La empatía es el primer paso para entendernos. La empatía mueve a las personas a tomar medidas porque son capaces de entender una perspectiva diferente. No nos escuchamos unos a otros, así que no nos entendemos. Esto genera prejuicios.

El Dr. Martin Luther King dijo una vez: "La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes". Abordar el racismo y la discriminación comienza con tener conversaciones difíciles en nuestras comunidades, aulas, círculos sociales, y con nosotros mismos.  Elizabeth Phelps es una neurocientífica e investigadora que se centra en el racismo. Ella explica que hay dos maneras en que manifestamos nuestras actitudes hacia aquellos que son diferentes de nosotros. La primera vía es muy abierta y explícita, mientras que la segunda vía es más implícita, donde inconscientemente nos basamos en estereotipos, aunque creemos que estamos libres de esos estereotipos. Esto puede suceder inconscientemente en nuestras mentes. En otras palabras, a pesar de aprender ciertas cosas sobre la raza y la etnia, las reacciones emocionales pueden reaparecer por instinto y miedo y se manifiestan a través del racismo y prejuicio. Esto ocurre particularmente cuando no somos capaces de reconocer nuestras emociones, hablar de ellas o expresarlas. Las emociones pueden anular el comportamiento racional y la empatía. ¿Cómo evitamos esto? Necesitamos mejorar nuestra inteligencia emocional.  Esta es una tarea retadora, pero necesaria para crear los entornos de aprendizaje y apoyo seguros que los seres humanos merecen. También puede ser una herramienta poderosa cuando nos enfrentamos al racismo en el lugar de trabajo o en cualquier momento de nuestras vidas. ¿Cómo responderás? ¿Quiero que esto me afecte a un nivel emocional? Usemos nuestra inteligencia emocional para crear conexiones significativas con las personas, y tomemos medidas para combatir el racismo y la discriminación en nuestras vidas, instituciones y sociedades.